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En profundidad... “Rebeldía inteligente y la fórmula del éxito profesional”


El Noticiero Empresarial
210

14/12/2014

Los viajes en coche, sobre todo si son largos, son una magnífica oportunidad para poner de manifiesto temas y situaciones para los que habitualmente no encontramos el tiempo necesario. En uno reciente de más de cinco horas, tuve la oportunidad de compartir el contenido de nuestro anterior news, "Aprovechando el talento interno: intra-emprendedores" con dos mujeres que tras deferentes deliberaciones sobre lo tratado en dicho artículo, acabaron acuñando un concepto al que denominaron rebeldía inteligente.

Argumentaban que el intra-emprendedor tiene que tener un toque de intransigencia en un esfuerzo por mantener (imponer) su visión y, con ello, hacer prevalecer su opinión en aquellos temas que a él/ella les parecieran clave para desarrollar nuevas oportunidades de negocio en la empresa en la que desarrollasen su actividad. Casi seis horas de carretera dan para mucho y aunque obviamente se trataron otros temas más lúdicos, como los relacionados con el contenido del fin de semana que iniciábamos, fue bastante recurrente volver sobre el citado asunto. Finalmente acabaron planteándome el reto de escribir sobre el mismo, momento en el que derivé la conversación hacia la necesidad de incluir algún elemento de medida no tanto de la rebeldía como sí de la inteligencia, entendida la primera como una reivindicación de la libertad de cada uno y la segunda como la capacidad para entender y comprender algo y, a partir de ello, elegir la mejor alternativa entre las existentes para resolver un tema o cuestión.

En ese sentido me pareció interesante incluir como inteligente la búsqueda del éxito profesional a partir de un ejercicio muy poco sostenible desde el punto de vista aritmético pero muy interesante desde el punto de vista de la orientación de cualquier profesional. Es decir, aceptamos la rebeldía como compañera de viaje profesional, pero con una visión inteligente al darle a ésta formato aritmético de clara orientación hacia el éxito profesional.

LA FÓRMULA DEL ÉXITO PROFESIONAL

Es este un concepto que hemos trabajado cientos de veces en innumerables sesiones de formación y entrenamiento, siempre que los temas tratados han requerido de una reflexión previa sobre cuáles son los factores determinantes de la orientación hacia el mismo. Seguramente no existe una única fórmula del éxito pero sí existe una que tras muchas pruebas a partir de intentar combinar adecuadamente diferentes conceptos aparentemente relacionados con el éxito, ha sido objeto de mayor aceptación o lo que podríamos decir ha sido diagnosticada como la más inteligente. La fórmula combina diferentes elementos aritméticos u operaciones, a saber, la suma y la multiplicación con una función exponencial. En su conjunto puede parecer una aberración matemática pero hay que leerla y aplicarla con cierta benevolencia interpretando realmente los conceptos que la describen y los posibles resultados que, en función del signo aritmético que afecta a cada uno de ellos, pudiera tener la identidad. La fórmula es la siguiente:

ÉXITO = [(C + AE) x E]D

La E es el éxito perseguido que obviamente es, a efectos de la fórmula, un intangible que solo podrá ser medido en términos de si es alto, bajo, positivo, negativo, cero o uno.

En este último caso un resultado de 1 es un resultado bajo y solo se da, aritméticamente, cuando el exponente es 0 (Esto tiene que ver con un convenio derivado del hecho de que si dividimos dos potencias de la misma base se obtiene una potencia de la misma base y de exponente la diferencia de los exponentes divididos).

El primer elemento de la fórmula, los conocimientos C tiene que ver con el necesario nivel previo, por pequeño que este fuera, que cualquier profesional debe tener en relación con la esencia de su propio desempeño o actividad. Tal y como viene combinado en la fórmula, se considera incluso la posibilidad de que estos sean cero, lo que está alineado con la necesidad de que una persona tenga la oportunidad de irlos adquiriendo a lo largo de su trayectoria profesional.

Se relacionan con la aptitudes, de latín aptus (ser capaz de) o capacidades de una persona para desarrollar una determinada responsabilidad. Es, en definitiva, lo que la persona, el profesional, sabe por formación, entrenamiento, aprendizaje o, incluso, experiencia desarrollada.

El segundo elemento incorporado, sumado al anterior es la AE o actitud de esfuerzo, lo que la persona está dispuesta a hacer y se relaciona más con el qué haces con lo que sabes hacer. Este parámetro actitudinal debe ser entendido como una necesidad para el éxito.

Cualquier persona o profesional debe estar dispuesto, al margen de sus conocimientos, a desarrollar una actitud favorable hacia su desempeño. Es imprescindible que sea positivo ya que difícilmente se puede lograr el éxito sin esfuerzo o una actitud razonablemente orientada hacia la consecución de los logros personales. Pero dependerá, entre otras cosas, del momento por el que esté atravesando el profesional y de la propensión marginal del coste/esfuerzo respecto del beneficio/compensación:

E = Eo + E Sr

E: Esfuerzo
Eo: Esfuerzo mínimo
e: Propensión marginal al esfuerzo
Sr: Satisfacción recibida

Los valores que adquiera e y, por tanto, el nivel de esfuerzo del profesional estará más o menos próximo al deseable por la organización, cuya dirección no puede ni debe vivir de espaldas a la realidad de dicha estrategia personal que debe necesariamente apoyar.

Se están sumando, por tanto, dos elementos relacionados con la aptitud el primero y con la actitud el segundo que, en su conjunto, deben tener un valor absoluto positivo. Esto no es difícil ya que, aun siendo las aptitudes o conocimientos nulos, incluso cero, el esfuerzo como actitud se corresponde con la motivación que cualquier persona debe tener aunque sea mínimamente o limitándola a la motivación por mantener un puesto de trabajo. En cualquier caso es apreciable el hecho de que el esfuerzo complementa adecuadamente a los conocimientos ya que estos últimos, sin esa actitud de esfuerzo, pueden ser incluso postergados por la propia organización dándose la paradoja de que profesionales con menos conocimientos y una clara actitud de esfuerzo, han suplido con creces las carencias de los primeros. La fórmula del éxito no podía acabar aquí ya que el éxito profesional podría quedar limitado a la persona y las organizaciones condenadas a la preparación previa y a la voluntad de sus colaboradores.
Por tanto el éxito va a depender, solo en primer lugar, de que ambos valoras, sumados, tengan, como hemos dicho, un valor positivo sin entrar en el detalle de cuánto.

De potenciar ese binomio conocimiento + esfuerzo, se va a encargar el motor de las organizaciones por pequeñas o grandes que estas sean, siempre que en las mismas se haya hecho del equipo, la E, un factor de desarrollo permanente. El equipo genera sinergias importantes. Sin ánimo de tratar aquí sobre las ventajas del trabajo en equipo, hay que considerar que éste:

- Permite satisfacer necesidades de rango superior a las que individualmente se conseguirían.
- Compromete a las personas que participan en la toma de decisiones al nivel del equipo en el que se integran con los objetivos de la organización.
- Incrementa el número de ideas y la calidad de las mismas.
- Estimula la creatividad
- Mejora la comunicación y el funcionamiento de la organización
- Genera resultados diferenciales a los individuales.

La única condición es, por tanto, que exista un equipo lo más cohesionado posible independientemente del número de miembros que lo configuren. A mayor cohesión, y como el equipo está multiplicando, mayor será la base numérica (si se pudiese establecer como tal) que va a ser tratada como base de una función exponencial. Si negamos todo ello, es decir, si no hay conocimientos ni actitud de esfuerzo y se diera la circunstancia de que no existe la posibilidad de estar integrado en un equipo, estaríamos ante un problema aritmético relacionado con las diferentes teorías sobre cero elevado a un número. Obviamente no es el caso que nos ocupa.

Esa función exponencial es la que mayor impulso le va a dar a la identidad. Hablamos de la D de diferenciación, dicho de otra manera, la capacidad de hacer algo mejor o distinto que los demás. Esta diferenciación, potencia en la fórmula, va a convertirse en el elemento impulsor del éxito y por tanto hay que desarrollar algunas ideas para conseguirlo:

- Potenciar las propias fortalezas tras haber reflexionado en profundidad sobre cuáles son éstas y huir de escenarios de duda en los que un profesional se queda esperando a que alguien les diga para qué son realmente buenos.
- Apasionarse por lo que uno hace, con visión estratégica, e intentando posicionarse en el mejor lugar de la organización para desplegar las fortalezas.
- Hacerse notar y no refugiarse en el anonimato a la espera de que alguien te descubra.
- Ser dueño de la imagen propia, es decir, ajustarse a los requerimientos de la organización, pero desde la independencia y los propios signos de identidad personal.
- Ser especialista en algo y crecer personal y profesionalmente en torno a ello Todo lo comentado a nivel de éxito profesional es lógicamente aplicable, por suma horizontal de sus integrantes, al éxito de una organización.

Si cabe, añadir que en éstas, el hecho diferenciador como empresa es algo estratégico y de prioridad total. Todas las organizaciones persiguen el hecho diferencial como un objetivo, desde las grandes corporaciones a las micro pymes, y han desplegado todo su ingenio para conseguir mantenerse en un estado diferencial el máximo tiempo posible, pero no hay ninguna duda de que el éxito empresarial va a estar condicionado, en gran medida, por el éxito individual de todos y cada uno de sus colaboradores, siempre que estos entiendan que un cierto nivel de rebeldía inteligente, no conformándose con menos de lo que pueden ser y dar, debe ser el norte de la brújula de su desempeño.

Artículo escrito por Emilio Gutiérrez - Socio Director EGV Formación y colaborador de AEBALL / UPMBALL
EGV FORMACION
Balmes, 201 Pral. 2
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Tel: 609 339 749 / 933427660
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